Articulo Publicado en la revista Vogue novias

De la sesión con ropa de calle, antes de la boda, hasta los momentos más íntimos del día después. Los fotógrafos que retratan los matrimonios en Norteamérica lo captan todo. Son creativos y artistas que sacan lo mejor de la pareja en fotos divertidas y originales. Los fotógrafos españoles también comienzan a adoptar estas personales propuestas, que están cada vez más de moda. Ignacio Acuña lleva 18 años trabajando como fotógrafo. Él y sus hermanos recogieron el testigo de su padre José Luis, con un estudio de fotografía en Asturias. Conocen muy bien el sector. Ignacio afirma que el gusto español, efectivamente, está cambiando, «hay muchas ofertas diferentes en el mercado y, en general, la gente quiere ver cosas diferentes, de estilo moderno, con más espontaneidad», pero matiza, «siempre conservando un punto clásico. Sabemos que tenemos que reservar una parte de la sesión de fotos para las imágenes de boda de toda la vida». Es decir, un medio camino entre las fotos que juegan con los claroscuros, el efecto desenfocado, las localizaciones poco comunes y las ideas más arriesgadas, y el posado en los jardines de la finca donde haya tenido lugar la celebración. «Estamos siendo bombardeados, continuamente, con todo tipo de imágenes», nos cuenta el fotógrafo asturiano, «por eso los novios valoran más las fotos con un transfondo artístico». Para Daniel Sánchez Alonso, con más de veinte años de trayectoria profesional, «el éxito de un reportaje de boda está en saber captar la esencia de cada momento, en hacer clic en el instante exacto».

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